Comentario
La sociedad se organizó en cuatro segmentos sociales según una estructura piramidal. En la cima de la pirámide se instaló el Tlatoani orador que tenía un poder civil, militar y religioso, y gobernaba cada ciudad y su territorio. A lo largo de la etapa imperial, el poder se concentraba en manos del huey tlatoani de Tenochtitlan. Estos gobernantes estaban emparentados entre sí por matrimonios de elite, consiguiéndose así una tupida red de alianzas que permitía asegurar la estabilidad política. Otra base para el mantenímiento de la sociedad eran los pipiltin, la nobleza, incluyendo los hijos de los tlatoque que eran la nobleza hereditaria (hijos y parientes del linaje del tlatoani) y los tetecuhtin, que habían accedido a la nobleza por acciones sobresalientes, en especial en la guerra. Otro estamento estaba compuesto por los macehualtin, gente que accedía a la nobleza y formaba parte del ejército mediante su adscripción a determinadas órdenes militares, Caballeros jaguar y Caballeros Aguila.
La base sobre la que descansaba esta pirámide era el campesinado y los artesanos, macehualtin, los cuales estaban organizados en el calpulli. Aunque la célula básica de la sociedad fue la familia nuclear, el calpulli, la casa grande, fue el grupo de parentesco básico, al cual se le adscribió la tierra. Carrasco piensa que este grupo de campesinos estuvo adscrito siempre a una casa noble -tecpan-, cuyo cabeza distribuyó la tierra al calpulli. Así pues, la tierra estaba ligada al calpulli, y cuando ésta se transpasaba lo hacía también con los renteros que la trabajaban. Algunas correspondían al tlatoani, otras a los nobles, y otras eran asignadas a grupos de parentesco, donde la tierra era poseida de manera comunal y su distribución era llevada a cabo por el calpullec.